¿Que diferencias existen entre educar y adiestrar a un perro?
Perdonad la simplificación del siguiente ejemplo, pero creo que puede ayudar a introducir este importante asunto:
Todos conocemos el caso de algún niño con grandes capacidades para el deporte. Quizás es el delantero de referencia en el equipo del colegio y el que más goles convierte. Quizá sus padres sueñan con verle algún día vestido con el equipaje de su equipo favorito, y por eso procuran que el chaval no se pierda un entrenamiento. Incluso en los días libres se acercan a una playa cercana a dar unos toques y pulir recursos técnicos.
Puede ser que ese mismo niño, que día a día mejora en su juego, sea incapaz de tolerar una negativa cuando, por ejemplo, está ensimismado jugando con su teléfono móvil. Se enfada, fruto de la frustración. Es impaciente y le cuesta centrarse en cualquier cosa que no sea de su agrado. Además, no cae bien a sus amigos del colegio, porque pocas veces se muestra generoso o preocupado por como se encuentran.
También conocemos al chico que no destaca como el anterior en ninguna disciplina deportiva o artística. Pero al que todo el mundo considera un encanto. Paciente, discreto, seguro de si mismo sin necesidad de ser el rey de cada fiesta, apreciado por sus amigos y respetuoso en la mayor parte de las ocasiones.
En algunos casos, incluso, conocemos jóvenes que combinan ambas facetas: destacan en el deporte o el arte, pero además transmiten tranquilidad, empatía, capacidad de esfuerzo y tolerancia a los reveses.
Volviendo al asunto de este artículo, podríamos resumir que el primer niño ha alcanzado un alto nivel de adiestramiento, el segundo está educado y el tercero ambas cosas.
Educar o adiestrar a mi perro
A menudo los tutores de los perros desconocen las diferencias entre adiestrar y educar a su perro.
Y si bien esto es comprensible, no lo es tanto que a estas alturas, sean algunos profesionales los que contribuyen a sembrar confusión ofreciendo servicios de adiestramiento sin aclarar que la educación comprende muchos otros aspectos. Si lo hacen por desconocimiento o por su firme convicción de que el control el el único medio de relacionarse con un perro, lo desconozco… En cualquier caso, me parece un enfoque absolutamente erróneo.
Adiestrar a mi perro
¿Que es adiestrar a un perro? Llevar a cabo un proceso de aprendizaje en el que el perro, a la orden o indicación de su tutor, realiza conductas concretas como sentarse, tumbarse o caminar sin separarse.
Educar a mi perro
¿Que es educar a un perro? Desarrollar sus capacidades emocionales, sociales y cognitivas con el fin de que pueda integrarse de manera armónica en su entorno, adquiriendo competencias que le ayuden a superar, sortear y tolerar las variadas situaciones que se encontrará en la vida, sin merma importante de su bienestar global.
Entonces, ¿el adiestramiento no es la opción si lo que deseo que mi perro sea tranquilo, estable y sociable? Si únicamente nos centramos en adiestrar, el resultado será incompleto.
Es decir, el adiestramiento es una más de las herramientas que tenemos a nuestra disposición para conseguir que nuestro perro alcance la estabilidad. Un recurso importante y esencial, por supuesto, pero que debe complementarse con otro tipo de trabajos.
Perros adiestrados y perros educados
Son muchos los perros con un alto nivel de adiestramiento, pero incapaces de desenvolverse con soltura con otros perros, personas o en el entorno en el que viven. Y al contrario, son habituales los perros que no saben realizar un “sentado”, pero sumamente competentes en lo social y estables en lo emocional, sabiendo adaptarse y recuperarse.
Excluyendo a los perros que realizan trabajos específicos civiles o deportivos y cuyo nivel de adiestramiento debe aspirar a la excelencia (al igual que un deportista de élite), en el resto, el adiestramiento de conductas como las anteriormente citadas debe ser un medio y nunca un fin. (También durante los trabajos con perros de utilidad deportiva o civil, si aspiramos a que alcancen las mayores cotas de bienestar y felicidad, debe abarcarse una perspectiva más amplia que vaya más allá de los resultados finales del adiestramiento).
Como decía, el adiestramiento es un medio. Es uno más de los caminos que tenemos a nuestra disposición para, por ejemplo, desarrollar el autocontrol del perro, para que tolere ciertas dosis de frustracción, para establecer una buen relación con su tutor, para gestionar situaciones de incomodidad que, nos guste o no, la vida le deparará.
Mediante el adiestramiento, además, podrá transferir mucho de lo aprendido a la situaciones de la vida real.
Pero insisto, para que esto suceda, el enfoque del adiestramiento debe ir integrado en un trabajo de mayor amplitud.
Eso de “te adiestramos al perro por 500 euros” además de técnicamente ineficaz, es injusto con el perro, negando su derecho a ser entendido y simplificando su complejidad hasta una burda caricatura, tratándolo, en no pocas ocasiones, con una máquina preprogramada para realizar conductas.
En el extremo contrario, también cojean las propuestas que niegan la necesidad de manejo y control del perro (aunque eso de controlar suene mal en estos tiempos) mediante técnicas de adiestramiento.
En definitiva, equilibrio y conocer qué hacemos y para qué lo hacemos.
El adiestramiento nunca debe ser el fin, sino uno más de los recursos a los que recurrir durante el proceso de educación y tutorización de un perro.