El focus, la puerta de entrada hacia el compromiso
Podemos definir el “focus” como la capacidad del perro de concentrarse en nosotros, ignorando otros estímulos en competencia, con el objetivo de iniciar algún tipo de interacción.
Podemos también afirmar que el enfoque es la puerta de entrada hacia el compromiso, un concepto quizás abstracto, pero cuyo nivel todos percibimos durante el entrenamiento.
El enfoque en el adiestramiento no se impone, se construye
De la imposición, surgen problemas en el entrenamiento derivados de estados emocionales inadecuados, tales como ansiedad desadaptativa, distrés o miedo.
Los problemas relacionados con un enfoque de baja calidad, entre ellos los derivados de la citada imposición, los trataremos de forma más específica en otra publicación.
En esta ocasión nos centraremos en como comenzar a construir un enfoque de calidad prestando una atención (disimulada) a la que nos presta a nosotros el perro.
Capturando lo que el perro nos regala
A lo largo del día a día, contamos con numerosas oportunidades de capturar y recompensar el enfoque.
Nuestros perros centran su atención en nosotros varias veces y muchas de ellas nos pasan desapercibidas.
No es necesario ni conveniente premiar mediante refuerzos de interés individual como comida todos estos intentos del perro por conectarse con nosotros. Podemos utilizar elogios, caricias o unos instantes de juego.
Respondiendo a la focalización del perro en nosotros conseguiremos: 1) desarrollar la interacción y el compromiso mutuos basados en reforzadores de carácter social. 2) Potenciaremos que sea el perro quien desee iniciar la interacción.
Demasiado enfoque, también es un problema
Uno de los problemas que puede surgir tras trabajar la captura de los intentos de interacción por parte del perro, es que comience a enfocarse en nosotros de una forma excesiva.
Por ello, es de vital importancia enseñarle que existirán momentos en los que atenderemos a su petición correspondiendo de manera proporcional en entusiasmo y nivel de actividad.
Y en cambio en otros, deberá desconectar de nosotros, relajarse o distraerse con los atractivos que le ofrezca el entorno o la situación: explorar, olfatear, tumbarse tranquilamente, etc.
Para ello, podemos responder al intento de interacción con un breve saludo e incluir en nuestro código de comunicación una indicación que, acompañada de nuestra actitud y lenguaje corporal, le ayuden a desconectar.
La respuesta, una cuestión de gustos y momentos
Un segundo problema que puede surgir a la hora de capturar los intentos de enfoque, es que el perro no se sienta cómodo con nuestra respuesta.
Al igual que cada uno de nosotros, cada perro tiene sus particulares gustos a la hora de interaccionar.
Uno sensible puede sentirse abrumado si respondemos de forma vigorosa. Y para un perro “intenso” podemos resultar aburridos si respondemos demasiado estáticos.
Asímismo, deberemos evaluar el contexto y el estado puntual del perro, ya que habrá momentos en los el mismo perro nos demande mayor entusiasmo y otros en los que la respuesta más adecuada parta desde la sutilidad.
Percibir estos matices y responder a nuestro perro en consecuencia aumentará su motivación por conectarse con nosotros y afinará nuestras interacciones hasta llevarlas a un nivel superior.
Construir una sólida base mediante lo anterior es un requisito previo para llevar el enfoque hacia niveles más elevados en los que integraremos otra variable como es la capacidad de sostener el foco, es decir, concentrase y mantenerse en ese estado.
Nota:
Una obra exclusivamente centrada en el foco y el compromiso es: “Dog Sports Skills, Focus and Engage”, escrito por Denise Fenzy y Deborah Jones.
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