Quizás esta sea la idea central que debemos tener en cuenta a la hora de abordar cualquier problemática relacionada con el comportamiento de nuestro perro.
La pregunta que más escuchamos en La Llamada de Buck es del tipo: ¿que tengo que hacer exactamente cuando mi perro … (escribe el ejemplo que quieras)?
Nuestra respuesta resulta a menudo decepcionante, pero no conocemos una mejor: debemos entrenar al margen de esa situación que tanto te incomoda o preocupa para que, una vez adquiridas “x” capacidades, conocimientos o destrezas, tú y tu perro tengáis herramientas sólidas en las que apoyaros y un suelo consistente sobre el que avanzar.
Da igual a que situación o dificultad nos enfrentemos…
En la inmensa mayoría de casos la solución consistente pasa por entrenar de una forma planificada hasta que las capacidades adquiridas tengan la suficiente consistencia para abordar cualquier problema real.
Si, es cierto que al comienzo de este proceso a veces es necesario abordar lo urgente, mejorar parcialmente en lo inmediato, en el corto plazo, poner en marcha recursos que faciliten el día a día de perro y tutor.
Pero sin perder de vista que el objetivo final, el realmente importante (y eficaz), es otro: hacernos fuertes, constantes y competentes en las causas profundas que motivan el comportamiento que nos preocupa.