Tras valorar diferentes opciones, nos decantamos por acudir a conocer "La llamada de Buck", conocida entonces como "Dog Training". Reconozco que tenía miedo. Acostumbrada a escuchar que a los perros hay que pegarles para que aprendan, temía no dar con alguien que trabajase de forma amable y no saber afrontar la situación, que por aquel entonces, me desbordaba. Y no pude haber elegido mejor. Amabilidad, cariño, respeto, empatía, una acogida en positivo 100%. Tras un primer contacto donde pudimos conocernos y hablar acerca de las necesidades que tenía mi perro, dimos varias clases; primero en la escuela y más tarde, fuimos incorporando y adaptando lo aprendido a la vida real, en espacios con estímulos. También acudimos los domingos al taller grupal, en el que nos juntamos varios tutores con sus perretes, cada cual con sus necesidades, sus tiempos y sus peculiaridades. Mi perro, separado tempranamente de su madre y hermanos, y no habiendo podido socializar en condiciones óptimas (pues nos confinaron cuando recién cumplió sus tres meses), tenía serías dificultades para gestionar la Vida, en términos generales. Tenía miedo a todo. Y ante todo se ponía a la defensiva (incluso frente a una piedra en el suelo), lo que le producía unos niveles de estrés descontrolados con los cuales era inviable poder avanzar. Y eso, sumado a los pequeños obstáculos que se presentan cuando son cachorros y la falta de conocimiento por mi parte para afrontar las diferentes situaciones de manera correcta, nos llevaron a tener que trabajar su gestión emocional desde la base, adaptando nuestro día a día a reducir el estrés, a trabajar el autocontrol, tanto el suyo como el mío, a utilizar el olfato como medio de relajación y distracción para aprender a gestionar mejor los paseos y distintas situaciones en casa, a crear vínculo entre nosotros. A día de hoy, dos años más tarde, seguimos trabajando gracias a las herramientas que nos dieron en la escuela (distancias, contracondicionamiento, olfato...). Pero lo cierto, es que hoy, orgullosa, puedo decir que lo que parecía impensable superar, la mayoría de las veces lo superamos sin darnos cuenta, que también tenemos días en los que ambos flojeamos, y que parece que volvemos atrás. Pero es que la Vida no es ni mucho menos un proceso lineal, y en este caso, lo más importante, es saber pedir ayuda a profesionales como son Jon y Diana, de "La llamada de Buck", dejarse enseñar, trabajar, acompañar y disfrutar del proceso, celebrar los éxitos y aprender de esos días regulares que todos tenemos y aceptarlos como parte de la evolución. Mi perro hoy sigue siendo un perro con inseguridades y probablemente lo sea siempre, pero es mucho más feliz desde que empezamos a tener las herramientas adecuadas para gestionar mejor sus emociones y las mías, y eso no hubiera sido posible sin ellos, sin nuestros profes, Jon y Diana, implicados 100% en un proceso de enseñanza-aprendizaje amable, gracias al cual adquirimos conocimientos y habilidades que sola hubiera sido imposible, aún leyendo todos los libros del mundo o visualizando videos por doquier. No neguemos la posibilidad de cambio o mejora, ni la oportunidad de ganar un viaje hacia la felicidad perruna. Por muy oscuro que veamos el camino, os prometo que esta familia hace posible que brille el sol!! y cuando eso pasa, la sensación es... Te da un chute de energía y de ganas!!! No dudéis, "La llamada de Buck" no es una escuela canina. Es la escuela canina 100% compromiso, respeto y calidad. No hay otra igual. Ni mejor.
Gracias por tanto ???