Vamos más allá del afrontamiento concreto de las conductas agresivas, para abordar la estabilidad del perro en su globalidad y alcanzar avances sólidos y perdurables
Problemas de encaje social, tanto en el ámbito familiar como en el exterior.
Carencias a la hora de comunicarse o entender los mensajes que el resto de perros o personas (sujetos de interés social) emiten.
Severos problemas emocionales, como incapacidad de tolerar la frustracción o miedos arraigados.
Deficits educativos o de socialización.
Conductas predatorias, confundidas a menudo con agresividad.
Dolencias de carácter físico o neurológico que detonan en conductas agresivas.
La agresividad canina lo conforman comportamientos cuyo origen pueden hallarse en distintos motivos y, a menudo, es la suma de varios de ellos, la que dispone a un perro a agredir.
Identificar correctamente esas causas es el paso imprescindible para afrontar la situación con las máximas garantías de acierto y alcanzar mejoras sólidas y perdurables.
A partir de ese momento, te plantearemos un plan de trabajo absolutamente personalizado a tu caso con un una tutorización y seguimiento continuos.